
El periodista y poeta Julio Toyos, dijo que «Hubo una campaña miserable contra las ollas para tapar los hechos mafiosos de la Torre Ejecutiva
Poeta, escritor, periodista, es reconocido por su asombrosa capacidad para entrelazar historias, personajes, esquinas de la vida y sonidos, en las crónicas radiales que tejió durante décadas. Trabajó desde niño, a los ocho años ya vendía diarios entre adoquines y casas cansadas y la vida recién comenzaba. Los vintenes que le daba su papá los usaba en comprar libros de poesía y eso marcó fuertemente su forma de ver, leer y entender el mundo. Siempre estuvo vinculado a las letras y particularmente a la poesía española que lo sigue enamorando. Hombre de convicciones y certezas firmes. Duro por fuera. Poseedor de una sensibilidad atípica para el estereotipo de los que -en otro siglo- frecuentaban boliches y tugurios de luces y sombras. Toyos, el poeta, como lo bautizó Alberto Kesman, el del lunfardo picante y la prosapia castellana, mantiene intacta su obstinada visión solidaria y proletaria de la vida. Le habló siempre a los de abajo. Especialmente a ellos, les dedicó páginas magistrales y metáforas exquisitas en tardes de cemento y fútbol, pero también en canchitas de barrio donde los trapos se atan a los tejidos que resisten el paso de la historia. O por allí, rescatando abrazos y emociones, acompañando al misionero de su vida. Hizo TV, fue panelista, escribió en varios diarios, ha participado de campañas solidarias cada vez que le han solicitado y se sigue emocionando cada 1° de mayo por su sentido de pertenencia a la clase trabajadora. En radio, formó con Ariel Delbono, Enrique Quique Yanuzzi y Alberto Kesman, un equipo fantástico de transmisiones deportivas que marcó un hito en las emisiones radiales. Ahora, alejado de los grandes medios, habla de las cosas que le preocupan de esta tierra.










¿Cómo ve la situación actual del país?
Estamos viviendo una situación muy compleja. En primer lugar, porque es un gobierno empresarial, contrario a lo que siempre había impulsado el General José Artigas: que los más infelices sean los más privilegiados. Hoy los infelices son los que más colaboran para que los privilegiados sean cada vez más privilegiados, para que los que tienen capitales tengan cada vez más capitales y los que tienen por único capital su trabajo, sean cada vez menos redituados.
Es muy compleja la situación porque ha quedado demostrado que se ha mezclado en Casa de Gobierno, en el 4 piso, una organización para delinquir, la cual era manejada por el hombre de confianza del presidente de la República, quien había dicho que era intachable y que no tenía antecedentes de ninguna especie. Ese señor no solamente vendía pasaportes, como por ejemplo a dos rusos que hizo entrar el secretario de la Presidencia (Álvaro) Delgado en plena pandemia y que dijo no saber lo que firmaba porque era mucha gente la que llegaba, lo que significa que es capaz de firmar su propia sentencia de muerte. Lo cierto es que, de esos rusos no se sabe que ramificaciones tienen. Algunos dicen que están conectados con la inteligencia rusa. Pero, qué sabemos si no se ha enquistado en el Uruguay una célula de la mafia rusa. Por otro lado, una fiscal con gran coraje ha metido preso a este señor, lo sacó de la propia casa de Suárez y Reyes, donde el presidente vive solo. La propia fiscal hoy está investigando y ha sido atacada vehementemente por hombres del partido de gobierno, en lugar de agradecerle la cristalinidad y la limpieza que tienen que tener los procederes, se encargaron de ensuciar aún más la investigación. Estos son algunos capítulos de este gobierno.
Hay coincidencia por parte de distintos analistas que hay un contexto de mucha rispidez, particularmente con ataques direccionados a la Justicia, a las organizaciones de DDHH, a los sindicatos, a las ollas populares y a unos cuántos más. ¿Un gobierno de derecha necesariamente tiene que desconfiar y sospechar de los pobres?
-Sí, al menos queda claro que acá sí existe esa sospecha permanente hacia los pobres. Un ministro, un descaperuzado, no digo pelado, hizo una infame campaña, deshonesta campaña, miserable campaña, para tapar lo de Astesiano. Todo lo que están haciendo es para tapar lo de Astesiano, para que no se conozcan los hechos mafiosos que han acontecido. Este personaje (el ministro) reclamó y cuestionó por un plato de comida a los pobres. Que alguien diga que los pobres comen de más o que repiten dos platos, o que falta algún plato de comida en una olla es una actitud miserable, totalmente miserable. Eso no se tendría ni que mirar. Si en alguna olla va algún vecino y se roba un paquete de fideos, no está robando un collar de diamantes. Si en algún lugar faltó un paquete de fideos es porque alguien no tenía qué comer. Eso en lugar de denunciarse tendría que avergonzar al señor que está en 18 de Julio y Barrios Amorín. Todo este accionar de algunos integrantes del gobierno forman parte de la traición a Artigas. Y hoy los más infelices son los más des privilegiados.
«Estamos ante un gobierno empresarial, es un gobierno para los empresarios y para los dueños de las estancias. Algunos que los votan lo hacen porque el olor a bosta los hace sentir que también son estancieros»
Son históricos los ataques de la derecha a los sindicatos, lo que tal vez puede sorprender ahora es la ferocidad y el ensañamiento bajo la apariencia de un gobierno que en campaña apeló a las sonrisas. ¿Por qué crees que se ataca tanto a los sindicatos de la educación y a la Universidad de la República?
Estamos ante un gobierno empresarial, es un gobierno para los empresarios y para los dueños de las estancias. Algunos que los votan lo hacen porque el olor a bosta los hace sentir que también son estancieros. Pero es un gobierno que apunta a un determinado lugar, por ejemplo, el de la enseñanza, porque todos ellos son hijos de la enseñanza privada, de los colegios especializados de Carrasco. Por eso priorizan la enseñanza privada contra la enseñanza pública. Un pueblo inculto es un pueblo fácil de manejar, lo saben muy bien y por eso están apuntando a ello. Están tratando de crear ovejas y no personas pensantes.







Estás haciendo unas columnas políticas donde apelas al lunfardo, al tango, a la poesía, tal como lo hacías en la radio. Es un formato de comunicación que le llega mucho a la gente ¿no?
Ando muy bien con la gente, me han parado, por ejemplo, viejos batllistas, gente de Grauert, de muchos sectores de la vida de este país para manifestar su acuerdo con muchos de los temas que comento. Un señor en 18 de Julio y Yaguarón me dijo: “soy votante de Cabildo Abierto (CA), no coincido con usted, pero sé que usted es un gran artiguista. En un programa de televisión un día dijo que tenía 147 libros sobre Artigas. Los compañeros de El Popular están muy contentos de sentir que uno puede hablar con espíritu barrial y llegarle a la gente sin tener que disfrazarme de intelectual. Si tuve un modelo político que admiré en su forma de comunicar fue –salvando las distancias lógicamente- con Enrique Rodríguez. Era inimitable y soy muy inferior a él. Enrique Rodríguez hablaba y todo el mundo lo entendía, no precisaba hablar como hace este gobierno catatónico. Un gobierno habla para ellos, para armar la grieta, para dividirnos cada vez más, para insultar. No voy a mencionar a cada uno de los especímenes del gobierno que salen con insultos, pero hay hombres y mujeres del gobierno que se dedican permanentemente a degradar la relación, a crear la grieta y eso es muy peligroso. La mayoría de nosotros, somos partidarios de la unión del pueblo oriental, de entendernos con los que piensan distinto, entendemos que el que piensa distinto y vota distinto no lo hace como si fuera un partido de fútbol, que se puso una camiseta por un cuadro o por otro. Creemos que hay que discutir con la gente por ideas. Por ideología ya es muy difícil porque a la derecha ya no le queda ninguna base ideológica, más que el billete de cien dólares.
En determinado momento en la radio lograron generar un equipo que marcó a generaciones y generaciones, en el que estaba vos, Enrique Yannuzzi, Ariel Delbono el propio Alberto Kesman. ¿Sentís que marcaron una época?
El propio Kesman sabía que estaba bien rodeado y nos potenció el trabajo. Él es colorado y sabía que de todos los que estaban en el equipo no había gente colorada, éramos todos progresistas. Lo admitía porque decía que las trasmisiones eran para todos y si tenían que polemizar con él, polemizaba. Ese es el tipo de colorado que yo soporto, que comparto, no por ejemplo el sanguinettismo que está junto a los que mandaron a sus antepasados a Isla de Flores. Hoy Sanguinetti comparte el lugar con los que mandaron a la gente en la dictadura de Terra, a la Isla de Flores. Tiene que haber una coherencia histórica. No se puede, por ejemplo, no soy del MPP pero no se los puede atacar cuando dicen que eran guerrilleros, si todos sabemos que en esta tierra desde 1830 a 1904 blancos y colorados se degollaban en las cuchillas. Hay que tener una coherencia y ser serios. Sanguinetti es seguidor del fundador de su partido, Fructuoso Rivera, que escribió una carta en la que se ofrecía a matar a Artigas. Esa clase de personas tienen otra clase de fundamentos para manejar las cosas. Pero yo, nunca supe decir gre gre, siempre dije Gregorio. Además, no le tengo temor a los juicios, tuve dos juicios y los dos fui vencedor. Además, los juicios orales y públicos nos permiten, a los que decimos las cosas por derecho y tenemos la cola limpia, decir lo que tenemos que decir. Cuando te hacen un juicio oral y público por lo que afirmas corren el riesgo de que en juicio oral y público digas las cosas que te guardaste porque no creías que era necesario hacerlas públicas. Las cosas que sé del caso Astesiano no las puedo decir públicamente, pero si mañana tuviera un juicio las digo de punta a punta. Hasta ahora tengo 27 nombres y daría los 27 nombres.
Fuente: PITCNT